En una ducha caliente, la familia Westlloyd comienza su día con un pene solitario que busca atención. El hombre se entrega a una sesión de placer en solitario, ajena a la presencia de su familia.
En los acogedores confines de su morada, el clan de Westlloyd se disponía para las aventuras del día.Su ritual matutino implicaba una ducha caliente, una forma segura de echar el día con una oleada refrescante de energía.La vista del agua escurriendo por sus cuerpos, el aroma a jabón que perduraba en el aire, y la sensación de estar limpios y refrescados era un ritual que apreciaban.Al quedarse allí, el padre, un hombre blanco, fornido y de barriga grande, no pudo evitar notar el pene solitario de su hijo, aislado bajo el agua en cascada.Una mueca maliciosa se extendió por su cara al decidir darle un poco de compañía a su hijo.Con un agarre firme, comenzó a acariciar su propio miembro, el agua haciendo eco de las baldosas mientras ambos disfrutaban de la ducha matutina juntos.Sus risas compartidas llenaban el baño, añadiendo una capa extra de diversión a su rutina matutina.Era un momento simple, un pequeño acto de intimidad juguetona entre un padre y su hijo, una tradición que hacía sus mañanas un poco más excitantes.